Me llamo Andreas Wilhøft. Actualmente estoy estudiando una licenciatura de Desarrollo de Productos e Innovación en la Universidad del Sur de Dinamarca. Cuento con experiencia previa en diferentes métodos y herramientas de creatividad, tanto en proyectos como en empresas.

Conozco el método NAF gracias al proyecto Erasmus+ CHET. He utilizado el método con un equipo interdisciplinario, compuesto por estudiantes de robótica y de empresariales, donde éstos tienen que realizar un brainstorming destinado a que saquen su mejor lado creativo, para después exponer y sacar conclusiones. El método fue fácil de entender para los estudiantes de empresariales, pero los de robótica tuvieron más dificultades a la hora de comprender la idea principal. Tenían una perspectiva diferente de cómo una idea puede ser nueva, atractiva y factible, lo que hizo que la discusión fuera ligeramente sesgada.

La aplicación de este método es fácil, pero requiere mucho tiempo si el grupo tiene que repasar todas las ideas generadas durante la fase de pensamiento divergente.

A los estudiantes les gustó el método porque podían evaluar las ideas basándose en sus propias conclusiones, y no sólo en unos resultados numéricos aleatorios. Este tipo de métodos de evaluación de ideas hace que el grupo tenga buenas discusiones y puedan abrirse a sus compañeros, teniendo la percepción de que conjuntamente contribuyen a la idea final.

En general, asegúrate de asignar tiempo extra para realizar la actividad, ya que no sabes qué ideas requieren más tiempo de debate que otras.

Es importante que el/los grupo/os tengan la capacidad de abrirse durante la discusión y exponer sus ideas libremente.

Si el tiempo durante las sesiones lo permite, puedes añadir el factor “Innovación” para que los alumnos lo añadan a sus conclusiones. Esto resulta especialmente beneficioso para estudiantes relacionados con la ingeniería u otras asignaturas más “técnicas”, ya que pueden debatir y aportar cosas muy interesantes a la idea sobre la innovación.